5.3.10

La Misa Crismal


Una vez al año tiene ocasión la celebración de la Misa Crismal. Sus orígenes son bastante remotos. Nació junto a la Iglesia. Por que su origen son los mismos sacramentos, instituidos ya por Jesucristo durante su vida pública, y heredada por los apóstoles y sus sucesores, los obispos.


Este año corresponde a nuestra parroquia dicho acontecimiento. Y se da en un contexto eclesial muy interesante. Estamos en un adviento diocesano: puesto que esperamos la erección canónica de la diócesis de Jutiapa. En un año dedicado a la oración por los sacerdotes; y en esta eucaristía los sacerdotes de la diócesis renuevan promesas ministeriales. Luego también, en los inicios de la renovación eclesial de las Santas Misiones Populares. Y por qué no mencionar también el escenario de dicho acontecimiento nuestro santuario, fruto del amor, devoción y agradecimiento de esta parroquia a la Madre del Señor. Todo amor puro y sincero se manifiesta de modo concreto, no es solo sentimiento sino se hace vida. Y nuestra parroquia lleva muy profundo el amor a la Inmaculada; el respeto y ayuda sincera a quien sufre, en el cuerpo o en el alma, y el deseo de poner a los pies de María nuestra oración y nuestra esperanza. Hermanos y hermanas: no nos pudo dar el Señor un don más grande que este.



La misa Crismal que celebra el obispo con todos los presbíteros de la diócesis, es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los oleos de los catecúmenos y de los enfermos. El santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra Confirmación y en la ordenación de los diáconos, sacerdotes y obispos. La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra este Jueves Santo por la mañana para ungir a los nuevos bautizados y signar a los confirmados. También son ungidos los obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental. La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa “ El ungido del Señor” El crisma se hace de aceite y aromas o materia olorosa para significar “ el buen olor de Cristo” que deben despedir los bautizados. Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados se vigorizan, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal, antes de que renazcan de la fuente de la vida en el bautizo. Este aceite es un jugo untuoso de color verde amarillento que se extrae del olivo o de otras plantas. El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el vigor y la fuera del Espíritu Santo. Con este óleo es Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad y nuestra muerte en sacrificio salvador como el de Jesús.

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